Otra vez señora…
Porque granizan sus ojos señora
Si usted es devota de Dios e implora
Al cielo una plegaria, un salmos
De esos que calman el alma
Y elevan el espíritu hacia el cielo
Yo la he leído, y siento su ausencia
Permítame verla un día
Ver sus encantadores ojos
Tan vivaces llenos de ternura
Explote toda su gracia señora
Déjeme que mis dedos
Se enreden en sus cabellos
Permítame que mis labios besen su boca
Es usted señora, un voto de castidad
Tiene una voz tan cristalina como el agua
Que se desliza por una cascada
Sienta de mis ojos la mirada
Oiga de mi voz el ritmo de una canción
Y olvide todos estos años tristes y rotos
No espere que se muestren
Aquellos pequeños surcos en su piel
El tiempo pasa
Y con ello nos parecemos frutos secos
Explote su coquetería, su gala, su entrega
Esa finura que tiene usted entre los dedos
La suavidad de sus palabras
Y ese encanto seductor
Que cualquier mujer quisiera tener
Pero usted es así de natural
Y me encanta, me alborota el corazón
El deseo por conquistarla me llama
Su cuerpo me llama, pero estoy tan lejos
Tan solo, con mi silencio y soledad
Ya será otro día señora
Que descanse placidamente y sueñe
Sueñe que en la distancia yo la cuido
Velo su sueño en silencio
Aunque usted no me sienta
Yo estoy ahí…
El Caminante...