Les comento que esta es una obra de arte de Julian Galizio que tiene como gracia romper las reglas ortográficas de la escritura:
puntos desacomodados,comas que no van,fraces que se cortan y otros recursos más forman parte de esta obra de Orion Saphir que tiene que ver con un cuento al estilo de la vanguardía.
Solo fue una aclaración
se las presento:
Me desperté sobresaltado, como después de una horrible pesadilla.
No faltó tiempo para que mi cabeza reacomode todos los sucesos ocurridos...
Entran a robar… Apunto rápidamente al encapuchado… y después… Nada.
Un impulso me llevo a mover mi mano hacia mi pecho… Nada, totalmente sano.
No había ningún rastro de la bala que, según recuerdo, marcaba trayectoria directo hacia mí Corazón.
¿Dónde me encontraba? Esa era la pregunta que mas me atormentaba en ese terrible momento.
Había mucha luz, no era esa clase de luz eléctrica que irradian los focos de luz del hospital que tan seguido veía.
No, esa luz era diferente.
Forcé mi vista para adecuar mi vista a semejante brillo. Tras parpadear varias veces conseguí vislumbrar lo que, según parecía, era un manzano.
Estaba acostado bajo un árbol en un interminable prado.
Una rendija entre las hojas dejaba pasar un rayo de luz que iba a parar directamente hacia mis ojos. Ese era el brillo que había visto.
La hermosura de ese lugar era indescriptible.
¿Acaso eso era el paraíso? ¿Acaso estaba muerto? Me formule la última pregunta con un miedo y amargura indescriptibles.
Un ser hermoso ataviado con prendas blancas y deslumbrantes vino a mi encuentro ¿Era un ángel? Un lugar en mi subconsciente me dijo que si.
Hubo un tímido intercambio de saludos y después un profundo silencio inundo el lugar.
Otra pregunta se formulo adentro mió ¿Existiría dios?
Antes de que tuviera tiempo para preguntarle nada aquel ser exquisito se limito decirme
“Chau”
Mi mente funcionaba a mil por segundo.
¿Tan rápido se iba? o... Acaso… ¿Era yo el que me iba?
Un zumbido inundo el lugar. El ser que estaba sentado al lado mío no dio señales de oírlo pero simplemente se limitaba a sonreírme con gesto imperturbable…
El zumbido se hizo más fuerte y más fuerte
De repente, sentí un golpe en mi pecho.
El lugar vibró, seguido de un leve cosquilleo en todo mí ser (Si es que en ese momento existía)
El lugar entero desapareció.
Desperté en una camilla de hospital. Mi esposa Penélope llorando desconsoladamente sobre mi cuerpo. Los médicos colocaban el desfribilador en su respectivo lugar.
Cuando Penélope se dio cuenta de que estaba despierto me susurro al oído:
“3 minutos muerto”
“3 minutos”, pensé. Si, 3 minutos, en un lugar eterno.
Orion Saphir