Detrás de su cara perversa,
el maléfico tirano
guarda una sensación de placer,
un gesto burlón (mostrando su boca curvada)
Él deja que fluyan sus carcajadas
como las olas de un río, o las olas del mar.
Y yo me siento inútil,
inquieta, fragil;
sin embargo escribo esto
que recién se me acaba de ocurrir
y me razco la nariz mientras pienso
a cerca de ese maldito psicópata.
De repente miro hacia la ventana
que deja atravezar los rayos del sol
que nos regala esta ardiente mañana
(la miro con un aire de furia
porque me recuerda a él,
a mi padre tirano)
Me razco de nuevo, pero esta vez la mejilla
y miro el papel distraida
porque no se me ocurre que más escribir
pero no me importa más nada:
solo me dedico a poner en marcha
el rastrillo de mis manos sobre el papel
DEDICADO A UN PADRE QUE A LOS ÚNICOS QUE APOYA SON A LOS NÚMEROS
SALUDS A TODOS JUSENA