En un rancho de Texas vivía una familia poseedora de un gran rancho, tenían un hijo, el cual ayudaba a su padre con las tierras y los animales, era un enamorado de la vida salvaje y le encantaban las leyendas que le contaba su padre. Así fueron pasando los meses y los años, haciéndose mayor.
Cierto día su padre reunió todo su ganado para llevarlo a tierras mas altas donde los pastos eran mas frescos… A si es que el hijo decidió hacer ese viaje con su padre, al amanecer salieron con el ganado, llevaban ya varios días cabalgando, cuando en el horizonte se alzaban majestuosas cumbres coronadas por la blanca nieve, el padre le dijo que detrás de esas montañas había un gran valle de verdes pastos donde pasarían el invierno con los rebaños. Ya la tarde languidecía cuando apenas habían llegado cerca de las montañas, el padre dijo, aquí acamparemos y mañana al amanecer bordearemos las montañas, y llegaremos al gran valle, así lo hicieron, mientras levantaban el campamento, moría el día dando paso al reino de las sombras, todo estaba en calma, el ganado estaba tranquilo, la noche era fresca, solo se oía la voz del viento y el aullar de algún coyote lejano que aullaba a la luna llena.
Ya habían cenado bajo el manto de estrellas que le cubría, se acostaron cerca de la hoguera que habían encendido, mientras dormían placidamente el joven se despertó, le pareció haber oído la voz de una mujer, al abrir los ojos miro alrededor, pero nada vio, pensó, habrá sido un sueño, se volvió a acostar, ya se encontraba casi dormido cuando creyó de nuevo haber oído la voz de la mujer, semidormido entreabrió los ojos, ante el creyó ver la imagen luminiscente, ante el se erguía la hermosa figura de una bella india, que le decía, mi nombre es “Amitola”… No tengas miedo…mi espíritu os protegerá… El se quedo profundamente dormido, y a la mañana siguiente ya de camino al valle, iba pensativo y en silencio recordando ese hermoso sueño…
¿Hijo Te noto extraño?… ¿has dormido mal?… ¡¡no padre!! Exclamo, es que e tenido un extraño sueño, en el que una hermosa chica india se me apareció en sueños… El padre quedo pensativo y recordó una vieja historia relacionada con esos parajes… Me la contaron hace muchos años… ¿Padre?… cuéntamela… Tras un instante el padre empezó a narrarle la historia de “Amitola”… Cuenta una vieja leyenda, que en hubo una hermosa india “omaha”, llamada “Amitola” (arco iris) Hija del jefe “Arateva” (pájaro hermoso) y “Migina”, (luna que vuelve)…
Cuentan que su piel era blanca como las estrellas, (a pesar de ser india) Su largo cabello, negro azabache, sus grandes ojos, verdes como las praderas, su corazón libre como el vuelo de las águilas, puro como las blancas aguas de un manantial delicada cual grácil mariposa, siempre ayudando a su pueblo… Un pueblo que vivía en ese valle, donde el agua transcurre con calma, donde los verdes pastos van más allá del horizonte hasta acariciar el cielo allá en la letanía, donde el bisonte pasta placidamente…
Pero tenían un enemigo muy poderoso, los “Iowa”, con su temido jefe “mahaska” (nube del blanco)… Un pueblo de guerreros que Vivian a muchas lunas de esas tierras, pero hacían incursiones para matar a los “omaha”, estos ya cansados de tanto luchar por defender sus vidas, optaron por ir río abajo en busca de nuevas tierras que poblar, donde la ira de sus enemigos no les alcanzase…
Una mañana levantaron el campamento y abandonaron las tierras, durante barias lunas navegaron río abajo en sus canoas, hasta llegar a un basto territorio, donde las tierras no eras tan verdes… Tenían que mandar exploradores para buscar bisontes para cazar.
Fueron meses de hambre y pesares para su pueblo, pues a duras penas conseguían dar con las escasas manadas de bisontes, su pueblo se moría. Cierto día los exploradores subieron río arriba para ver si estaban seguros, y los temibles los “Iowa” habían abandonado sus tierras, pero la realidad fue otra muy distinta, por que descubrieron una partida de guerreros exploradores, los cuales estaban tratando de seguir el rastro de su pueblo, sin ser descubiertos regresaron con su pueblo y le relataron jefe “Arateva” que se habían encontrado con ese grupo de exploradores que seria cuestión de poco tiempo que fuese descubierto el campamento…
“Amitola” compendio rápidamente, que este seria el fin de su pueblo, por que sus gentes estaban muy débiles por la falta de comida, no podrán hacer frente al ataque de sus enemigos, quienes sin piedad mataran a hombres mujeres y niños…este seria el fin de su pueblo…
Mientras los más ancianos deliberaban con el jefe “Arateva”, “Amitola” se fue caminando pensativa, tenía que hacer algo para salvar a su pueblo, ¿pero que podría hacer yo? pensaba ella, esa noche con la complicidad de las sombras, monto un “cimarrón” pinto sigilosa para no ser descubierta por los centinelas, se dirijo río arriba, durante dos lunas cabalgo hasta llegar a un pequeño remanso donde del río, donde se quedo acampada, encendió una hoguera, lógicamente ella sabida que el humo la delataría y que los exploradores no tardarían en dar con ella…
Así fue, al caer la arde se vio rodeada por un grupo de hostiles “Iowas”, los cuales la hicieron su prisionera, maniatada permaneció toda la noche, hasta que al despuntar las primeras luces del alba fue conducida ante su temible jefe “mahaska”, la ataron al totén después de haberla condenado a morir.
“Amitola” fingiendo tener miedo y muy asustada, suplico hablar con el jefe “mahaska” para proponerle un pacto a cambio de que la perdonasen la vida, fue conducida maniatada de nuevo a presencia de “mahaska”, a quien le propuso conducirle río abajo de noche, hasta su pueblo si el a cambio la perdonaba la vida y la dejaba en libertad, sin dudarlo acepto el trato, pues por fin acabaría con todos sus enemigos.
Los temibles “Iowas”, pasaron esa noche bailando la danza de la guerra y ofreciendo sacrificios a sus dioses, para que les guiasen hacia la victoria sobre sus enemigos, el día siguiente lo pasaron preparando sus armas, ya llegada la noche, con ayuda de la luna llena cogieron sus canoas, fueron remando por las tranquilas aguas río abajo, asta que llegaron a una bifurcación del río, ella que iba en la primera canoa, les dijo que tenían que tomar por el lado derecho, ya que al lado izquierdo se dibujaba a lo lejos una piedras que emergían del río, “Amitola” les dijo que por ese lado corrían el peligro de hundir las canoas por las piedras,
que deberían de ir por el otro lado, donde de las aguas eran tranquilas y solo un poco mas abajo pasarían unos rápidos, pero que no habría peligro alguno, a si se gano la confianza de los enemigos de su pueblo, que no advirtieron que era una trampa, a medida que bajaban por el río este corría con mas fuerza, mientras a su alrededor emergían paredes de piedra que iban formando un gran cañón. Así fueron avanzando río abajo, pero cuando los enemigos empezaron a ver que cada vez el río corría mas fuerza, empezaron a sentirse nerviosos, ella les dijo, tranquilos que muy pronto pasaran los rápidos, y al final esta acampado mi pueblo…
Nada les había dicho que su viaje terminaría cayendo por una gran cascada de enormes proporciones, donde después el río volvía a ser un remanso de paz… Es donde esta acampado su pueblo, al amanecer en el río solo quedaban flotando los restos de las frágiles canoas destrozadas por la caída tras la cascada, los cuerpos inertes de los enemigos…
”Amitola”, había sacrificado su vida para salvar la de su pueblo, su cuerpo fue recuperado de las aguas, se le izo una pila funeraria donde fue incinerada con los más altos honores, sus cenizas, transportadas hasta su tierra, en un pequeño paraje del río donde “Amitola” solía ir a bañarse fueron depositadas sus cenizas, cuentan que en las noches de luna llena ella emerge de entre las aguas para proteger a su pueblo…
Amalio (Duende)